Extra! Extra!
Especial de verano: Ya que es tiempo de vacaciones me apetece hablar de este libro que es ligero y ameno en su lectura.
‘Los Papalagi’ es un librito escrito por Erich Sheurmann. Reúne los supuestos discursos del jefe Tuiavii de Tiavea de una tribu samoana. En ellos Tuiavii le cuenta a su pueblo su experiencia durante un viaje por Europa. Describe la cultura ‘civilizada’ desde sus ojos de nativo. Y eso le da un encanto especial a sus narraciones. Porque, cómo haces entender a un samoano la forma en que vive un europeo? Hay que emplear palabras que le sean reconocibles y con ellas intentar aproximarse a aquella otra realidad tan diferente, tan inimaginable y extraña.
Figúrate, los Papalagi (los hombres blancos) viven en chozas de piedra, muy pegados los unos con los otros, pero casi no se hablan! Los Papalagi nunca tienen tiempo para nada, sufren continuamente y sólo piensan en el metal redondo, luego se llenan la cabeza con los muchos papeles y se dedican a sólo-saber-una-cosa.
De esta simpática manera, llena de gracia, el texto pone en evidencia el lado enfermo y alienante de nuestra sociedad. Al mismo tiempo nos contagia de la visión inocente y sencilla de los samoanos. Y de esa comparación sale reforzada la virtud de saber vivir lo más naturalmente posible. Nos damos cuenta de que cuanto más nos alejamos de ella peor nos es todo. Así que es bueno recordar adónde pertenecemos, porque, a buen seguro, tarde o temprano, habrá que volver.
Por otra parte, también hay que resaltar las estupendas ilustraciones de Joost Swarte que acompañan al texto, pura genialidad cómica.
Para terminar, dada la antigüedad de esta obra parece que ya es de dominio público y puede leerse íntegra por internet (http://www.sisabianovenia.com/LoLeido/Ficcion/Papalagis.htm).
PD:
Una peli que tiene un ligero parecido con la esencia de esta obra es ‘Joe contra el volcán’, una simpática comedia de Tom Hanks y Meg Ryan. Si guarda alguna similitud es sobre todo por el contraste que presenta en sus dos escenarios principales, el mundo gris deprimente y la isla paradisíaca de ensueño. Nada más, un saludo.
29/7/10
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