29/9/09

Tao Te Ching

Si sólo pudieras leer un libro en toda tu vida tendría que ser este. Así de único es el Tao. Así de auténtico. Lao Tzu nos regala una obra inmortal, bellísima, inigualable. Se compone de 81 breves poemas. Al estar escrito en chino clásico se hace difícil lograr una traducción perfecta. La más fiel y lograda (al menos que yo conozca) es la de Stephen Mitchell. Por esto se recomienda especialmente su edición española, realizada por Gaia Ediciones. Que además acompaña el texto con preciosas reproducciones de pinturas tradicionales chinas. Dando como resultado uno de los libros más hermosos y queridos que puedas añadir a tu biblioteca personal.

Pues bien, el Tao nos habla de la esencia última (y primera), de la fuente de la que nace (y se sustenta) la vida. Y lo hace de la forma más simple y pura. Así el Tao está lleno de honda poesía, belleza, equilibrio y verdad. El Tao describe a la perfección el espíritu libre y sereno que alberga quien alcanza la paz interior. La actitud amable y paciente del que anda tranquilo y confiado.

El Tao no se explica con palabras, se siente con el corazón. El Tao no precisa de arduo pensamiento o reflexión. Más bien se encuentra y se comprende al liberar la mente de ideas y conceptos. Por eso se expresa en forma de paradoja. Sólo cuando la lógica deja de ‘razonar’ alcanza la mente a ver el sentido de esas aparentes contradicciones.

El Tao se lee y se disfruta cada vez con más gozo, pues si uno trabaja y se aplica en la dirección adecuada, pronto encuentra por sí mismo y en su propio interior los mismos principios que reflejan sus palabras.
El Tao ayuda a alcanzar el equilibrio, a vivir en armonía, libre de ataduras, preocupaciones, deseos, posesiones. El Tao inspira hondamente, orienta hacia la disposición idónea, hace de brújula infalible.

Las pinturas que lo acompañan también ayudan a entender parte de ese carácter, de esa forma de ser y entender la vida. En este sentido oriente es el complemento ideal para nosotros. Su sensibilidad pone el acento justo en lo contrario que occidente. Si tú miras un vaso con agua, puedes verlo medio lleno o medio vacío, pero cuando lo mira un chino lo que ve es la nada que lo rodea. Esto se aprecia muy bien en sus pinturas, siempre sutiles y vaporosas. Siempre cuidando de no perder de vista el fondo del papel. Pues en realidad la finalidad de su pintura es destacar ese vacío, rodearlo del más bello ornamento para poder apreciar mejor su belleza. Pues nada hay más hermoso, profundo y auténtico que ese vacío, que es el Tao.

PD:
Otro autor que entronca a la perfección con todo esto es Eckhart Tolle. Su lectura es profundamente provechosa, sabe transmitir de forma impecable lo relevante: Te enseña a centrarte en el presente, a liberarte de tus ataduras.

Es aconsejable comenzar con su 'El silencio habla', que es un librito breve, muy inspirado y muy evocador.
Luego podemos pasar al plato central, 'El poder del ahora', que desarrolla más detalladamente todo lo pertinente al tema.
Y después puede leerse algún otro libro que tiene si se quiere.

También puede ser interesante ver 'Eckhart Tolle en Barcelona', que es una conferencia donde expone magistralmente su experiencia.
Por último (que ya parece que tenga acciones de este tipo, jeje), cabe recomendar 'Eckhart Tolle's Music to quiet the Mind', un disco con una interesante selección de música relajante.

La música new age es una herramienta de gran utilidad a la hora de ponerse en sintonía con esa calma. Un disco muy especial es 'Essence' de Peter Kater. Otro es 'Zen' de Katsuya Yokoyama.

Ah, casi se me olvida. Otra obra que sirve para vivenciar ese equilibrio-quietud-paz es el documental 'El gran silencio' de Philip Groning. Sus casi tres horas de duración se convierten en una experiencia única, inolvidable, jeje.

Y vale por hoy, feliz serenamiento.

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